martes, 22 de octubre de 2019

No cabe un cable más en el CTO de tu edificio extraño.

tengo un poco de sueño
y ya lo dije: no sé escribir
desde la tristeza

estoy bastante bien para lo que miro alrededor
sin ver nada

los bizcochos de limón existen en otra dimensión
las mamás están todas lejos de mí

tan lenta como los átomos de invierno
una red wi-fi abierta se deja enganchar
la fracción de segundo en la que elaboro
un mensaje de por favor y no de socorro

¿hay alguien ahí?

nadie contesta

hay mensajes en mi móvil sin leer

no he valorado mi casa
verdaderamente es imposible valorar del todo tu casa


tengo frío,
y hoy me parece bastante absurdo
haber escrito durante tanto tiempo
sobre el cambio climático
cuando yo sólo he querido descongelarme

'me da igual que desaparezcamos'
no me atreveré a decirlo
mientras busco un Zara Home cercano
en uno de los mejores barrios de Marte.


viernes, 18 de octubre de 2019

Hacer maletas.

He sangrado por mi casa
para guardar lo caliente de mi cuerpo
en un lugar seguro.

He alimentado el equipaje
de ropa oscura.

He palpado bolsillos antiguos
sin preguntarles siquiera si podía,
y siento que debería haberlo hecho.

No tenían nada para mí.

He seleccionado de entre todas las cosas
los zapatos que destrocé contigo,
bragas de sobra, por si escupo el útero
demasiado tiempo.

Nadie habla de ciclos naturales.

Mañana será un día un poco más frío,
todo pasará lo suficientemente rápido
y anidará en una zona innombrable
de mi eje
el miedo
que ha cerrado el cajón
de los pantalones cortos.

Le rezaré a mi cintura, pero.


No he dejado nada dentro.


domingo, 13 de octubre de 2019

Deshielo.





En 2007 Islandia no existía,
Nueva Zelanda abría los brazos
en imaginaciones naífs y acomodadas.
“Me derrito por ti” era un piropo, 
que yo no usé
porque el amor tampoco existía en 2007.

En 2076 dice un mapa
que estaremos hundidos,
como si no tuviésemos experiencia
en desembalar colchonetas,
en explotar las burbujitas de aire
del plástico de las cosas nuevas.
Ahora juran que en 2076
tendremos que usarlas para respirar.

Así que yo espero de Islandia
lo mismo que del cariño de mis novios:
que aunque sea sólo una isla, esté a la altura.
Sea con suerte mi petición firmada 
por menos de 10 billones de personas, 
espero que para entonces
haya avanzado la ciencia ficción.
Y si acaso obra el milagro
en ese 2076,
algo plegada y con una esperanza
de vida que en el 19 se pasaba de sobra,
biónica y llena de neovitalidad,
espero haber alcanzado
lo único que yo quería del mundo.

Y careciendo ya de todo interés

el país de hielo a salvo,
podamos visitar,
por fin, cariño,
juntitos,
Nueva Zelanda.