domingo, 25 de noviembre de 2018

Un paraíso diseñado por otro no es un paraíso (es un infierno).

Bocarriba en el césped
comienzo a entender el césped.

El césped es un buen croma
para mis invenciones estúpidas.

Césped es el croma de mis deseo
estar en otra parte.

La calima se desliza como el efecto espacial
que me trae hasta Mercurio.

Invento que quemas
dentro del corazón del Yeti.

El Yeti me comió, me trituró
me tragó,
me entubó en su garganta agria.

Sueño con tu boca fresca,
tus dientes helados que al morder
enfríen mi aburrido cerebro, desatasquen
esta vida tibia.

Invento que la sierra
lima sus aristas y escribe la palabra
O V I L L O.

Y apareces porque he desinventado
el último invento de todos los tiempos.
[antes la distancia no existía,
se difuminaba
porque nada se mantenía en ella].

Este siglo inventó la lejanía,
que es sólo una lejía con nombre
de chupito exótico.

Este año, hice una cosa con la lejía.

Regué el césped
y ahora el plástico está tan limpio
como tus ojos salvajes.

Invento un baile y una máscara
de pestañas
que me haga
infinita.

Invento morder una fruta prohibida
una fruta salada, umami e insana
para los feligreses

que me despiece

en cinco

cada día.

Te invento.

Hasta que en mi espalda un bichito eclosiona en urticaria.

Mi piel te inventa.

Me gustas, quince veces me gustas. [Por los siglos de los
siglos]

En este y en cualquier otro cuarto oscuro.

Mi infancia es un verano que duró diez años,
justo como el que dejaríamos de vernos.

domingo, 11 de noviembre de 2018

Ser mala es estar loca y estar loca es sólo parecerlo.

Un demonio decide que mi garganta
es un tobogán,
y se desliza en dirección contraria
hasta la quemazón.
Y trago grito que me desolla la laringe.
Y me muerdoo con violencia los párpados.

Un demonio decide que mi boca

es salón de costura,
y mis dientes manosean los hilos
de su control
hasta que sólo soy capaz de escupir
maldiciones.

Un demonio pestañea con mis manos,

aprieta fuertes nudos en mis córneas
y todo lo que todo adquiere la textura
de lo oscuro.

Y existe sólo un lugar donde mi plegaria

es vislumbrada;
un lugar suave
en el agujerito de su lóbulo mujéreo
capaz de oír hasta mi radiación
ultravioleta.

Existe un lugar donde mi rezo,

que es sólo mi respirar chillado,
es sólo
mi respirar tranquilo
(casi una canción de luces).

Su silencio me acaricia el color de los ojos.

Cuervo Madre, que me dio los suyos.

viernes, 9 de noviembre de 2018

Chilling adventures of me.

Cuando conocí a mi amiga Gervi
la vi conjurada por un dios
rígido y benevolente
al que nunca tendría acceso.
Subestimé a mi amiga Gervi
y me subestimé a mí.

Las historias son nidos de complacencia
sus escenas sangrientas cumplen la misión
de recordarnos que algo late
escondido.
Las historias como las nuestras,
sobre nosotras y lo contrario,
sobre todas
siguen enganchándonos como secreto.
Secreto no ha encontrado voz certera
y es manoseado y manoseado
por los seres astrales y plasticosos
de gargantas placenteras
bien maquilladas
(lo que yo he esperado ser
mientras tragaba saliva).

Hago una lectura del asunto, 
estoy en un club
he aprendido a bailar bien
cuando bailo como banshee.

Otras veces me acerco peligrosamente
al color satánico rebajado por la feminidad cómoda
y rosa me raja el útero la aguja
del reloj que dicta:
no puedes pasar cien años dormida.

Las princesas viven amordazadas
en todos los relatos.
No hay demonio que no les tire del pelo
para trepar.

Quiero ser la rana que pudra sin besar
lo fértil
porque ahora sé que no puedo engendrar nada.

Quiero enseñar a rezar la nana 
que invoca pesadillas
en las que no parpadeas 
cuando al fin te encuentran
viva.

Todos los libros por los que fui despreciada
por no ser lo suficientemente culta
lista, amante, profesional
dueña
de lenguajes fantásticos
ni palabras mágicas
hablaban de mí.

Vámonos, Gervi,
de todas formas aquí no hay nada 
para nosotras.

Yo construiré otro mundo
con las astillas que guardamos,
y seré el lobo que sople 
hacia donde habiten los cerdos.
Haré rollos de papel con el resto de cuentos
y los colocaré en el baño
por si alguna vez, querida, 
nos da un apretón de pánico.

Ya he luchado suficiente contra humo verde.

Ya me he engañado demasiado frente a un espejo.

Y de todas formas: ya me comí a una niña.

Una mujer con miedo,
no tenía ni idea de que me convertiría en eso
en cada historia en la que me empeñé
por ser todo lo contrario
a una bruja.


viernes, 2 de noviembre de 2018

Especial Halloween.

Cuando sea una muerta
con mi tacto gélido, mi voz extinta, mis cosas
de muerta

no quiero que conviertas mis descumpleaños
en liturgia ni purgatorio, ni en una fiesta
incofesa

que no toques mi mármol blanco
con tus manos sucias.

Cuando sea una muerta, y cumpla mi sueño eterno
de ser maquillada por profesionales

me aterra que, al cerrar los ojos, pierda
el color y observes mi rostro blancanievístico

pensando: se reencarnó en invierno

y no en Eva ni en Serpiente.

Cuando sea una muerta, quiero que entierres
el arma homicida
los ratos juntos
(porque tenías algo de tiempo libre) los días
acrílicos, acríticos y sin acritud
a partir de entonces en tu memoria;

quiero que entierres nuestro hacha de
picar piedra
la punzada violenta
que una vez, tal vez una vez
te asesté en el pecho
adrenalina.

Cuando sea una muerta
imagina, no sé, que nunca
pronuncié las palabras mágicas
ni pulsé el botón prohibido que
de repente hizo a Hiroshima saltar
a la comba;

prefiero que olvides que soy
un cadáver arañando la tumba, tan profundamente
dentro
de tu alma mía si es que aún late

un cuerpo caliente en algún sitio

la risa, el Adviento o el trote

de la pequeña fiera que fui
cuando opositaba
a milagro o hipotenusa.

Cuando sea una muerta
quiero que mates
a la chica divertida que no reconocería
de ninguna fiesta.

Porque cuando sea una muerta,
y por fin descanses
quiero que recuerdes: no estaré

no soplaré mi carnívoro aliento en tu nuca
porque no tendré
un deseo, una promesa ni un año más

quiero que recuerdes: no estaré

sólo me arrastraré fantasma por el pasillo
de tu esófago

sin hacer por mi parte ningún ruido

no quiero que recuerdes, no estaré.

Cuando sea una muerta, tampoco quiero
no quiero estar, no quiero
ser ni siquiera
una muerta.

No quiero ser otra más
de tus putas muertas.