domingo, 13 de octubre de 2019

Deshielo.





En 2007 Islandia no existía,
Nueva Zelanda abría los brazos
en imaginaciones naífs y acomodadas.
“Me derrito por ti” era un piropo, 
que yo no usé
porque el amor tampoco existía en 2007.

En 2076 dice un mapa
que estaremos hundidos,
como si no tuviésemos experiencia
en desembalar colchonetas,
en explotar las burbujitas de aire
del plástico de las cosas nuevas.
Ahora juran que en 2076
tendremos que usarlas para respirar.

Así que yo espero de Islandia
lo mismo que del cariño de mis novios:
que aunque sea sólo una isla, esté a la altura.
Sea con suerte mi petición firmada 
por menos de 10 billones de personas, 
espero que para entonces
haya avanzado la ciencia ficción.
Y si acaso obra el milagro
en ese 2076,
algo plegada y con una esperanza
de vida que en el 19 se pasaba de sobra,
biónica y llena de neovitalidad,
espero haber alcanzado
lo único que yo quería del mundo.

Y careciendo ya de todo interés

el país de hielo a salvo,
podamos visitar,
por fin, cariño,
juntitos,
Nueva Zelanda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario