domingo, 9 de diciembre de 2012

Tráfico.

Estoy a más de una semana de poder ver mi habitación sin gruesos libros de texto esparcidos por ella, ni hojas contaminadas de colores fosforescentes empañando mis supuestas horas de dormir. Y desde el domingo ya me cansa todo ese cansancio aún por acumular.
Diciembre me ha regalado un puente magnífico, sin ganas de tirarme después por él. Y he apartado los libros y las hojas y le he quitado el polvo al chaquetón de pelo y al amor propio.  He compartido algún rato con amigas y he comprendido que a veces no sincronizamos bien los relojes y nos hemos encontrado a la vez en tiempos diferentes. No sé muy bien qué quiero decir con ésto, ni con otras muchas cosas. Sólo que al final, lo de siempre:  me toca volver a estudiar matemáticas y a lidiar con fórmulas que no sé qué resuelven.
No creo que el árbol se instale en casa hasta horas antes de Nochebuena y, por supuesto, no creo que le demos vacaciones hasta horas antes de Semana Santa. El apocalipsis nos impide ver más allá de lo que hay que hacer ahora, y cuando no hay que hacer "nada", es imposible pensar en lo que habrá que hacer luego.
Por eso hay puentes que llevan de un sitio estresante a otro quizá más estresante todavía. Y podríamos usar el corto trayecto, esa bocanada de aire, para prepararnos. Pero, como diría la sabiduría popular, "para un ratico que tenemos".
Y eso. Que este ha sido mi ratico. Ahora volveré a esparcir los gruesos libros y a ponerle a las hojas esos colores imposibles, y a ver si con suerte el reloj se me sincroniza con la Navidad y puedo volver a quejarme de que odio los villancicos cualquier mañana que me haya levantado el espíritu navideño de la vecina a las 12  del mediodía.
A ver si con suerte, entre examen y examen, seguimos haciendo fiestas de las risas con la gente agradable y podemos seguir manteniendo la alegría de que ya no queda tanto... ¿Para qué? Yo tampoco tengo ni idea.
 Si esto fuera un túnel, podríamos llamarle luz a la Navidad, pero a sabiendas de que no es la verdadera, sólo una bombilla fortuita en medio del pasadizo. La luz no sé en qué punto está. A veces creo que no está en ningún sitio. A veces creo que ya he estado allí antes. A veces creo que voy a volver. A veces creo.
Puede que la vida sea un túnel en círculo.