sábado, 23 de noviembre de 2019

sábado 1:48

te voy a hacer caso,
me voy a acostar pronto

no como la noche que esperé a que volvieses
de andar en círculos con un desconocido
porque éramos iguales

me ha gustado hablar contigo
porque me recuerdas que los fantasmas existen
y que te traen una mantita
a veces

no quiero recuperar viejos hábitos
enseñarle mi casa a nadie más

por eso voy a acostarme ahora
apagar las luces,
encontrar la postura

y a pensar que este sábado por la noche
si en la calle alguien gritara socorro, ayuda
nadie le entendería

nadie le entendería

en una fiesta es imposible salvarse

pero yo encontraré la postura.





martes, 5 de noviembre de 2019

ígnea

a lo mejor me he equivocado,
y no es noviembre
tan oscuro como el sótano de un domingo
desde el sofá sabiendo perfectamente
quién va a ser el asesino,
y aún queden
meses duros
como la pulcritud
en los que verte delante
estudiar piedras
mientras bebo
agua del grifo

y a lo mejor
el próximo verano es un ensayo
que estamos preparando ahora
y para siempre

y a lo mejor
te difuminas como el calor
cuando Madrid se vacíe
dentro de un pequeño
bulto enfermo
-no aún-

y a lo mejor
para entonces
las montañas
serán recuerdos
que no me dejarán verte

gracias a santo tomás de aquino

cuando tengas la vida ya hecha

viernes, 1 de noviembre de 2019

imagino que te quedas dormida en el frío crudo,
que te congelas, que a tientas buscas
mi número en tu móvil
pero no te acuerdas
de mi nombre

fantaseo con la idea de que el daño que me hiciste
es un tobogán que en hélice me lleva a mi madre,
que se enganchan tus ojos a los chorros de agua
que en mí limpiaron paradigmas y cubiertos

a lo mejor estoy muy equivocada,
o son ensoñaciones complejas,
pero me veo flotando
entre un millón de luces
que podrían ser del cielo
o tu gimnasio
y te escucho cantar canciones de paz
mientras mastico pipas tijuana
y sonríes desde el espectro

pero yo no cambio la cara

te oigo mascullar desde una tierra estéril

me has hecho daño mucho antes de conocerme
mucho después

pasaré los próximos años enamorada de ti
suponiendo en el crujido de las hojas
un casi-portazo

y creceré,
sólo hacia adentro

lo comprobaré un día de mayo,
mucho más vieja

no entiendo qué viste en mí
para decidir que yo sería
la carne picada
en la que no te da miedo
encontrar un hueso

pero yo también soy el hueso

yo soy las dos cosas,
de hecho,
no sé a qué ser malvado le estoy escribiendo

en cualquier caso, antes
fuimos íntimos.

martes, 22 de octubre de 2019

No cabe un cable más en el CTO de tu edificio extraño.

tengo un poco de sueño
y ya lo dije: no sé escribir
desde la tristeza

estoy bastante bien para lo que miro alrededor
sin ver nada

los bizcochos de limón existen en otra dimensión
las mamás están todas lejos de mí

tan lenta como los átomos de invierno
una red wi-fi abierta se deja enganchar
la fracción de segundo en la que elaboro
un mensaje de por favor y no de socorro

¿hay alguien ahí?

nadie contesta

hay mensajes en mi móvil sin leer

no he valorado mi casa
verdaderamente es imposible valorar del todo tu casa


tengo frío,
y hoy me parece bastante absurdo
haber escrito durante tanto tiempo
sobre el cambio climático
cuando yo sólo he querido descongelarme

'me da igual que desaparezcamos'
no me atreveré a decirlo
mientras busco un Zara Home cercano
en uno de los mejores barrios de Marte.


viernes, 18 de octubre de 2019

Hacer maletas.

He sangrado por mi casa
para guardar lo caliente de mi cuerpo
en un lugar seguro.

He alimentado el equipaje
de ropa oscura.

He palpado bolsillos antiguos
sin preguntarles siquiera si podía,
y siento que debería haberlo hecho.

No tenían nada para mí.

He seleccionado de entre todas las cosas
los zapatos que destrocé contigo,
bragas de sobra, por si escupo el útero
demasiado tiempo.

Nadie habla de ciclos naturales.

Mañana será un día un poco más frío,
todo pasará lo suficientemente rápido
y anidará en una zona innombrable
de mi eje
el miedo
que ha cerrado el cajón
de los pantalones cortos.

Le rezaré a mi cintura, pero.


No he dejado nada dentro.


domingo, 13 de octubre de 2019

Deshielo.





En 2007 Islandia no existía,
Nueva Zelanda abría los brazos
en imaginaciones naífs y acomodadas.
“Me derrito por ti” era un piropo, 
que yo no usé
porque el amor tampoco existía en 2007.

En 2076 dice un mapa
que estaremos hundidos,
como si no tuviésemos experiencia
en desembalar colchonetas,
en explotar las burbujitas de aire
del plástico de las cosas nuevas.
Ahora juran que en 2076
tendremos que usarlas para respirar.

Así que yo espero de Islandia
lo mismo que del cariño de mis novios:
que aunque sea sólo una isla, esté a la altura.
Sea con suerte mi petición firmada 
por menos de 10 billones de personas, 
espero que para entonces
haya avanzado la ciencia ficción.
Y si acaso obra el milagro
en ese 2076,
algo plegada y con una esperanza
de vida que en el 19 se pasaba de sobra,
biónica y llena de neovitalidad,
espero haber alcanzado
lo único que yo quería del mundo.

Y careciendo ya de todo interés

el país de hielo a salvo,
podamos visitar,
por fin, cariño,
juntitos,
Nueva Zelanda.

jueves, 29 de agosto de 2019

Remake.

Resultado de imagen de alerta spoiler

















Me acuerdo de ti,
como me acuerdo de las casas en las que estuve.
Sin detalle, 
conozco la leyenda
que durante tanto tiempo depuré.
Vivías corriendo por el sitio más obsceno
que tuve en la cabeza,
no sabía si cada vez más lejos 
o menos rápido.
Seis años después
allí ya nada se mueve,
y yo puedo verlo.
No sé cuál es tu ventana 
cuando una piedrecita golpea la mía,
y ni por asomo
cuando beso a K.
Fuiste el descubrimiento del agua y de la sed
del sí y del no
de todo lo bueno detrás de lo bueno
y de todo lo malo detrás de lo bueno.
Mi tristeza te acunó hasta que lo siento mucho,
lo siento mucho.
Yo no quise olvidar nunca,
pero no hay célula de mi cuerpo que me lo recuerde.
¿Dónde estás? 
Si ni siquiera te estoy buscando.
¿En qué te has convertido? 
Si acaso ya no es frío, sabor, matiz.
Si me temo que ya sólo eres el relato
la amenaza
el presagio
el spoiler
que me está arruinando
mi historia favorita de todos los tiempos.

miércoles, 28 de agosto de 2019

24 años.

Cuántos viajes por increíbles parajes
descalza.
Qué bien conservado está todo
lo envasado en envase envasado.
Cuánto oxígeno al asomarme a la ventana
bajada en mitad de una autopista.

Cuántas oportunidades para
irse.

Cuántas ideas se me ocurren para seguir
haciendo lo mismo.

Qué ojos más grandes
para verme mejor.

Qué pelo más largo
por el que trepar cuando nadie me encierre.

Qué joven soy
y qué miedo tengo.

miércoles, 31 de julio de 2019

-21.

Sé que un insecto agoniza porque existen
las zonas sólidas de esta cocina.

En otro estado de la materia mueren
las 05:32 horas del 1 de agosto.

Tengo una libreta en la que estoy apuntando cosas banales
para aprender de mí.

Escribí en otro idioma el otro día:
no echo de menos las cosas que echaré de menos en sueños.

Los comentarios de mierda son como el plástico:
tardan 500 años en descomponerse.
(O también podemos echarlos al mar
y fingir que no se fragua por dentro el cáncer).


El cáncer debe vivir en los ratos raros de la fase REM
cuando casi toco con la boca el citoplasma.

Sé que pertenezco al sitio más recóndito de la basura.

No te preocupes:
en un mundo tan pobre, alguien vendrá a buscarme.

Un día me sentaré con mi amiga Pilar en una escalera
y le diré que perdí el amor porque el amor me dolía.
(No te preocupes).

500 años,
y los animalitos, pensando que es comida,
tragan.

Yo vivo en un lugar recóndito, descomponiéndome rápido.

El daño es como el plástico: ahora está por todos lados.

¿Qué veré desde una escalera mañana?

Con suerte: el vértigo.

Ojalá a mi amiga Pilar.

Esa será la verdad, asépticamente contada:

nunca he sabido amar,

y es todo lo que he hecho.

jueves, 25 de julio de 2019

El elefante barrita. La cigarra estridula.

cuando me enamoro quiero tragarme
tu dióxido
hasta convertir en carbón todo lo demás.
hay minas de sal desde las que llegas
para traerme la sed en las manos,
bebo los cristales arañados de cualquier habitación
que despierta lo vidrioso en mí.
no niego que sea una enfermedad, pero
cuando me enamoro corren bichos
de un prado hacia un desierto
no es el verde lo que me gusta de los ojos
y pido deseos nocturnos y fulgurantes
desde croacia y la juventud
puedo ver júpiter
desde tu móvil,
buscar palabras difíciles para acabar
eligiendo exégeta
por las cartas que releeré a partir de 2020.
menos mal que ya no tenemos edad
de escribirnos porque
cuando me enamoro emigran los veranos
hacia donde van los pájaros mentales
en mi cabeza sólo hay arañas
tejiendo nidos demasiado altos.
soy más feliz, estoy mucho más triste,
no puedo contárselo a nadie.
todas las chicas me entienden.

cuando me enamoro sigo sin entender
el álgebra
no salen las cuentas
operaciones sencillas
de las que no despierto
teniendo pesadillas
convierto el vino en agua
multiplico los planes, las paces
con sumo cuidado me divido
el resto, con fiereza, me duelen.
cuando me enamoro soy un monstruo
escondido en ela armario por el miedo
a ser descubierto
y me acuerdo de un chico de valladolid
que nunca me escogió entre la nada
porque cuando me enamoro recuerdo
que hubo un antes, que habrá un después
que apenas hay un ahora
nunca, casi y lo que sigue:

contener el aire
sentarse sobre la sal
 sobre las manos
 sobre las minas
buscándote hasta encontrar algo bueno y distinto
porque cuando me enamoro me pregunto
cuántas personas habrá como tú en el mundo
y no me importa.

martes, 16 de julio de 2019

Cuando vivamos en Marte

y erradiquemos mil tipos diferentes de enfermedades
y desaparezca la gravedad entre campos magnéticos
en los que los domingos aparezca algún pícnic
y un puntero láser cambie la órbita de la risa triste
y frecuentemente todos los trenes lleguen en hora
muy inglesa, un poco brusca
y los países sean mapas y no al contrario
y la naturaleza sea un tesoro y no al contrario
y conozcamos una flora restaurada como
un Ecce Homo
y nos llevemos a las cucarachas
para que algo cruja
y el sol sea una cánica
intercambiable
y no hablen las cerezas del calor
ni los estanques
ni los días de fiesta
ni al contrario
y aprendamos tantos idiomas para conseguir
mantener muchos más silencios
y giremos en los pasos de cebra
como bailarinas rusas
unas dentro de otras
dentro de otras
dentro de otras
dentro de otras
fuera de una
y mutemos en semilla cósmica
y limpiemos el polvo féerico
y no podamos dejar a los niños jugar
allí donde se manchen de la palabra tabú:

habitaré el ex-planeta desde los brazos
amputados, firmes
y lo recordaré sin mirar ni al abismo
ni hacia abajo
y lo recordaré como una tarde, como un verano
como un error
y tiraré una piedra al vacío

y sonará el vacío.



jueves, 14 de febrero de 2019

Desde


en un planeta precioso

rezando por ti

arreglo mis problemas con El Resto

les muestro cómo me estoy convirtiendo

en la chica ligera y segura

patrocinada por Evax

de diez centímetros de grosor

para no hacer una matanza

cuando me despoje de mi propia sangre

hay algo que no soy

entre todas las cosas que no son

como Texas que sólo es un letrero

al pasar por Tabernas

o Timbuctú que sólo es una playa en la que me enterré

haciendo una montaña de una

montaña a la que Mahoma no acudiría

tres años después

escalando un grano de arena en Transilvania

voy directa hacia tu cuello

tengo un justificante médico que me permite

chuparte la sangre hasta sentirme losuficientemente

fuerte

otra vez

voy

recuperada y mitológica

hacia algún lugar a veces no importa

si ésta es la dirección correcta

si sigo la velocidad adecuada

si estoy cruzando bien o no

los dedos de Los Otros

hazme Cariño una promesa

yo la cumpliré.


miércoles, 2 de enero de 2019

2 de enero.

Es la música que subyace

al bullicio e incluso al leve tintineo

de mi copa de consolación.

Un susurro agreste que cruza mi nuca

a ciento ochenta por hola, ¿qué tal?

Es un coro de gente a la que yo quise perdonar

entonando el dios te salve

de las tardes negras al fondo de esas luces tontas.

Es lo que queda después de buscarme

en tu pasado antes de mí:

estridentemente

nada.

Y este enfado, profundo y doloroso,

que me arrastra hacia arriba

como si fuese yo Sísifo

intentando pasar la pelota a tu tejado,

retumba como el peso del cuerpo desde un cuarto

del que no puedo salir.

Y este malestar que chirría,

como las bisagras de las puertas a las que les falta

plantar un árbol en Jaén,

me deja exhausta, al final del día

cuando todo enmudece;

o, sin suerte, despierta e incómoda

con la mirada fija en las manecillas

del director de orquesta.


Esperando

a que acabe de una vez

el desconcierto de año nuevo.