lunes, 4 de marzo de 2013

En off.

Me siento como si todavía llevara el tutú, debajo de la chaqueta de cuero que llevo debajo de la sudadera de los lunes.

Me siento como cuando la vida me pilló en zapatillas de ballet en plena calle y se me hicieron las 5 de la mañana, deseando que fuesen mejor los 5 años antes de todo aquello, o las 5 verdades que me ha dicho en toda su vida (rezando, para que entre ellas estuvieran las cosas que yo me he inventado que querría decir).

Me siento como cuando me fui a China a por sombras, torturas y cuentos.
Me siento como cuando me fui.

Me siento como si el pasado sólo fuese un mal sueño que tuve justo después de comer muchísimo. Ahora es que me acabo de despertar. Imagínate. Sigo teniendo las lentejas en la garganta.
Y no sólo.

Me siento como cuando de repente el miércoles volvió a ser martes, y el jueves volvió a ser martes, y el viernes volvió a ser martes.

Me siento como cuando quise a Dios, odiándolo muy fuerte, entendiendo dentro de mí que estaba sola por primera vez
(quizá, en realidad, por primera vez conmigo misma).

Me siento como cuando fui corriendo a la playa a estrellar la poesía contra las olas, a escribir mensajes en botellas que se hundieron porque les entró agua con sal.

Me siento como aquella vez que estuve en un círculo que no era mío, y de repente se volvió un cuadrado, lleno de esquinas y vértices, del que ¿y si ya nunca podría salir? Pinchándome todo el rato, culpando a las aristas, cuando en realidad lo que me punzaba era que el desarraigo me tuviera la vida llena de tuberías rotas.
 Aquella vez que dije: ¡ala! que ya he sido feliz. 
Y de pronto toda la tristeza del mundo estaba en mi mano derecha. Y nadie parecía sorprenderse de estar enfrente de una zona donde, de repente, cupieran todos los mares de este mundo.
48 kilogramos pesan, a veces, todos los mares de este mundo.

Me siento como aquella vez que manché una calle entera de me estoy muriendo.

Me siento como cuando me volví nihilista. Y dejé de creer y de crear (pero también de destruir).
Gracias a Dios.

Me siento en el mismo punto de partida.
Y cada vez más partida.
Y tengo trozos repetidos, que hay noches que no me caben en la cama.

Me siento como la primera vez que no recordaría un viaje en autobús.

Me siento como aquel día que tiré un céntimo a la basura y la economía española se fue a tomar por culo.

Me siento culpable, porque yo no tenía ni idea de vivir en pleno 2010.
Lo siento. Ni siquiera ahora tengo ni idea de vivir.

Me siento como pequeña, habiendo ya crecido.

Me siento como cuando supe que nunca sería la mejor en nada, y sí la peor en tantas cosas.
Cuando tuve que asumir que yo no era exagerada, dramática, ni ciclotímica, ni buenísima, ni rara, ni diferente, ni abstracta, ni musa, ni poeta, ni flor, ni florero, ni agua, ni sed, ni Dios:
yo simplemente era gilipollas.
Y me siento, hoy, como cuando supe que no lo asumiría jamás.







Lo cierto es que me siento.
Y creo que no voy a volver a levantarme nunca.

3 comentarios:

  1. Tranquila mujer, lo realmente importante es sentirse, a veces uno se siente algunas o todas esas cosas que dices y a veces se siente otras, a veces es una putada otras una maravilla y otras no está mal o no está bien pero no es para tirar cohetes, pero lo que debe ser realmente fastidiado como es difícil de imaginar, es cuando uno empieza a sentir que está a punto de no sentirse.

    Tampoco te digas a menudo, no vaya a ser que te lo termines creyendo, que no eres exagerada, dramática, ni ciclotímica, ni buenísima, ni rara, ni diferente, ni abstracta, ni musa, ni poeta, ni flor, ni florero, ni agua, ni sed, ni Dios,

    ni siquiera que no eres gilipollas ...
    no vaya a ser que te lo vayas a creer

    Si te sirve de pequeño consuelo, te puedo garantizar 100%, meto la mano en el horno que sea y esas cosa que se dicen, que melodramática eres un rato.

    Ánimo

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  2. Como dice Toni, lo verdaderamente importante es sentirse. Señal de que estamos vivas y de hacer sentir a los demás. Y tu me has hecho estremecer con tu manera de expresarte, algo melodramática puede ser, pero nada de gilipollas. Algo exagerada, ¡¡puede!!
    Irene, pronto tendré un libro tuyo en mis manos, o al menos eso es lo que yo siento y espero. ¡¡Deseo que no dejes de sentir!! Y... de hacernos sentir con tus palabras...
    Me gusta que me hagas sentir.

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  3. Por fortuna para que exista el "Off", o creamos que existe, ha de existir el "On". Y para mayor fortuna aún, ambos dos suelen estar en el mismo botón...

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