las cuerdas bien sujetas al cráneo
no me dejan salir de aquí, llegar a otra parte.
no me dejan salir de aquí, llegar a otra parte.
Te escucho merodear al otro lado de la puerta.
El sonido de una cisterna rota a las tres de la mañana
la gota tras
la gota tras
la gota tras
la gota tras
la gota tras
la gota tras
tornada hasta cerrar los ojos y borrar
el color de mis clases de preparación al parto
porque yo no quise partir.
Pero estoy destrozada
tocada
herida
mutilada
mutilada
no espero respuesta de nadie.
Y casi no se me nota, es un juego que mantengo no sé con quien:
anido con la lengua hábil el rabillo de las cerezas
anido con la lengua hábil el rabillo de las cerezas
por aprendizaje reflejo, por inercia terrestre, por lo que sea;
mi no-escogida determinación es la de esperar
a que el hueso inmascable del fruto
a que el hueso inmascable del fruto
reviente al caer en mi útero tonto
y algún día el hijo de puta
florezca.
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