sábado, 22 de febrero de 2020

123 días respirando tabaco


Las proezas nocturnas 
son derrotas de día.
Soy un aeropuerto - Mucho.

Lo bueno y lo malo vienen del mismo lugar,
un lugar en lleno de ratas
donde toco a las ratas
hablo con las ratas.

Estoy tan cerca de quien fui, 
como si a los veinte hubiese un apagón
pudieses vivir la ilusión de ir convirtiéndote en alguien 
 -208 viernes (aprox)-
a los veintimedios volver justo al mismo sitio oscuro.

La vida es encontrarte varias veces contigo misma, 
después de tanto tiempo,
saludarte en el ascensor,
contener el noble impulso de invitarte
a tomar algo, compartir secretos.
Eso no va a funcionar.

Madurar será aprender a no llenar los huecos imposibles
de los estómagos,
ignorar a las ratas
a tientas;
pero yo lo he hecho todo tan mal
como era humanamente posible.
Las ratas están cansadas,
yo también.

‘No podía no respirar’,
te lo contaré cuando llegue el momento,
cuando las puertas del ascensor vuelvan a cerrarse

y me haya callado lo felices que fuimos
lo bien que lo hice.

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