sábado, 2 de mayo de 2020

Reservorio.

de esto hablo con mis amigas,
en plena caída del siglo XXI,
y yo os lo cuento:

me arrepiento de haber querido
a gente acristalada, wireless
prescrita 1 semana al mes,
y el resto: a seguir
con mi pequeña y bien-aguisada rutina
que no me consiguió ni un trabajo
ni una vocación

me aconsejan mis amigas, y yo os lo cuento:
que coma, que duerma, que ande
que ande, que ande, que ande

aunque ahora no se pueda ir hacia ningún sitio

que coma,
que duerma,
que ande

y vuelva a casa sin saber muy bien
si ha sido camino u odisea
aventura o mito

si acaso merece la pena escribirlo para los nietos
pues no nacerán más que los imprescindibles

y me dicen mis amigas, y yo os lo cuento:
nadie es imprescindible

come, duerme, anda

y por si acaso todo esto fuese imposible
te quedará la salud, como un río de agua fresca
del que beber irremediablemente
sin saber si es Verzasca o Ganges
reflejo o espejismo
narciso o cáctus

y si aún así, de veras, fuese fulminante
simplemente caerías muerta,
te abrirían como a las ballenas
y atónitos los forenses contemplarían
salir de ti todos los males del mundo:

las guerras, los ticks azules
el hambre, a Díaz-Ayuso
tu rol de pringada y la frustración
por no haber convencido a tus novios
de que eras la única
lista, guapa, sólida

(además de otras cosas importantes)

y llenarás la sala, las calles, los cuerpos
como una bandada de palomas sucias con sus ruidos ásperos

lo cubrirás todo,
lo pararás todo,
llorarán los hijos por las madres,
convertirás el mundo en una balsa de aceite
mineral

-comento con mis amigas:-
sólo flotarán las dudas

qué me salió del tórax

qué clase de animal salvaje sería

cuándo parará la sustancia infecta

y si al vaciarse la caja
quedará o no al fondo
la esperanza.



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