miércoles, 21 de octubre de 2015

Luciérnagas.

El diablo por la noche
necesita un hombro en el que llorar
escuchando canciones de Fabián que hablan de ti
pero nunca de otra
sobre la que cayera ninguna luz
si no es para suicidarse de la pena

que revienta y se esparce por todas
mis pesadillas en las que nacen otros
niños de ojos color
las personas que no somos
ni lloramos
pero tuve el miedo
de que no nos lo devolvieran nunca.

Como el perdón o las gracias
que tantas veces espero de ti
y no contigo

Como lo que se lleva mi rabia
árida y seca
como la tierra
sobre la que piso
porque lleva tu nombre.

Por eso sé que a pesar
de haber tenido que acudir a aquel funeral
sola
de haber nacido yo con la lágrima más
líquida
y haber liquidado violáceas
de haber visto a tu comprensión en el Lago Ness
ahogándome
de haber roto la vajilla de nuestros tatarabuelos
o haberte gritado al oído
que el dolor para ti es sólo una palabra de cinco letras
y para mí
otra

De haber, ha habido
y siempre habrá


la risa
el arraigo
la certeza


de ser tú y yo

nido de luciérnagas
lazo de grafeno
canto de sirena

y aunque sea matar

vamos a querernos

toda la vida.

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