viernes, 19 de marzo de 2021

rápido poema a los estiquers de whatsapp.

este año he muerto 365 veces
el día extra me lo pasé cantando
en la sierra de Madrid
después, con la primavera, llegó el frío 
–es lo que tiene el cambio climático–
el encierro, la oscuridad, sofisticadas apps de mensajería
las relaciones se volvieron sensibles
al principio nos bastaban las palabras
pero la enfermedad se fue volviendo complicada
en abril recorté una imagen de la virgen
para bendecir al amor, a la esperanza, a Macarena
y la saqué en procesión toda una semana 
aun así me dejó la rata de mi novio
rasgué las telas posibles 
pero las fotos me miraban impasibles
desde la cabaña que es el siglo xxi
le hubiese prendido fuego pero recordé 
mi carnet de socia contra la siniestralidad y el olvido
así que tampoco podía simplemente borrarlas
dejarlas llover desde la nube
tenía que encontrar otra manera
ni petulante ni depresiva
así que descargué el estiquer meiker
e hice una carpeta con todas las caras 
de todas las fotos 
de todas las veces
en las que te quise y te guardé
una carpeta con tus ojos, tu boca, tus vísceras
hechas meme
la llamé aboeví aboevé 
y me juré que si la vida era un chiste
yo me reiría
así que convertí tu risa, en mi risa
tu mirada sospechosa en mi mirada sospechosa
te encerré en dos píxeles y otras historias
frívolas y necesarias
como la de me comí un pastel con sabor a curry
o se me cayeron las bragas del tendedero,
y mis amigas: el único lugar donde encontré
un futuro para la princesa de mis cuentos
compartieron sus pegatinas
como cromos o tazos y tesoros primarios
y así me fui armando de perros
con dientes de Raimunda, o perros
con gafas de sol tocando la gaita
o gatos o bebés o el teletubbie amarillo con tutú
y perdoné todo un año de no bailar
aunque él no me perdonase
porque, a pesar de todo, quiero decir
yo tengo muchas ganas de lo-bueno
me doy cuenta algunas mañanas
cuando el gen FLG y Juanma Moreno ceden
la vida hace el amago de levantarse
por el lado de la mantequilla
pero sólo quedan las miguitas;
me armé
de un shrek alcanzado por una chancla
un cachorro con un trébol en la naricita
pedro sánchez incrustado en un pan bimbo
imágenes estáticas y pacientes
que abarcaban pormenorizadamente mis emociones
y me libraban de ellas
y de tener que sentarme frente a una desconocida
y de tener que preocupar a mis padres
mientras confesaba
el miedo que tengo a ser vista
la necesidad que tengo de ser tocada
como hachas y cuchillos y silencios
atesoro esos estiquers
los comparto, son mi escudo:
para indicarle, a los exigentes, que soy lo que esperan
y, a los que me quieren, que sigo viva.

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